Algo que yo mismo he vivido y sufrido, y que también observo en otras personas en la conversación o al hablar con ellas, es el continuo bombardeo de ideas que genera estrés mental y malestar. Este fenómeno también merma otras funciones cerebrales como la memoria o la capacidad de aprendizaje.
Todas estas ideas surgen de nuestro propio tejido neuronal. Algunas son voluntarias, otras por asociación, y la mayoría provienen del inconsciente sin ninguna relación aparente. De hecho, según Daniel Kahneman, este sistema inconsciente es el dominante. Vemos, por tanto, que a pesar de la gran evolución del ser humano, no siempre somos dueños de nuestras ideas y pensamientos, pues surgen desde el inconsciente, tienden a asociarse y, además, están condicionados por la cultura, las creencias, las experiencias (propias o heredadas) y nuestros intereses. A veces, incluso son «manipulados o inventados» por nuestro propio cerebro con la buena intención de adaptarse a las circunstancias y sobrevivir.
Por tanto, sufrimos en base a nuestros pensamientos. Por este motivo se suele decir que “somos lo que pensamos”, aunque en mi opinión esta frase no es del todo precisa; mejor sería: “sentimos como pensamos”. El problema es que, como hemos visto, los pensamientos no siempre son reales, objetivos ni adaptados a las circunstancias. A esto se le suma que el cerebro tampoco diferencia muy bien las imágenes visualizadas de las reales. Es decir, con la imaginación también sufrimos, y muchas veces pensamos e imaginamos la peor situación, porque evolutivamente estamos diseñados así: el ser humano se desarrolló en un entorno físico hostil con muchos peligros, y solo aquellos que imaginaron lo peor y pudieron adelantarse a los acontecimientos sobrevivieron.
Llegado a este punto, es necesario explicar que cuando, por el motivo que sea, centramos nuestra atención en un pensamiento real o imaginario que desencadena una emoción negativa, y nos enganchamos de manera cíclica y repetitiva a él, esta experiencia se va acumulando en nuestra memoria en forma de conexiones neuronales (sinapsis). Esto se vincula a otros estímulos o experiencias, aumentando cada vez más el sufrimiento y haciéndolo más complejo.
¿Cómo romper este ciclo de pensamientos y sufrimiento? Simplemente conectándote con el momento presente, con el aquí y el ahora. Puedes hacerlo focalizando tu atención en tu respiración (las fosas nasales, el pecho o el movimiento del abdomen) o en otros estímulos de tu entorno, como el canto de los pájaros o el sonido del mar.
Mi consejo: acuéstate boca arriba en un lugar donde sepas que nadie va a molestarte. Deja que el cuerpo se vuelva pesado, siente cómo late el corazón sin que tú lo ordenes y siente tu respiración sin controlarla. Centra tu atención en el aquí y en el ahora. Tu mente intentará sabotearte, te pondrá mil impedimentos y surgirán ideas que te despistarán de tu tarea. No te frustres, no te culpes. Con todo el cariño y la comprensión del mundo, vuelve a llevar tu atención al momento presente. Cada despiste es una nueva oportunidad para trabajar la atención; agradécelo.
Buda Gautama decía: “Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos el mundo”. Yo ni confirmo ni desmiento. Sí puedo asegurarte que “sentimos como pensamos”, y que también somos lo que comemos, el ejercicio que hacemos, los amigos que tenemos y nuestros hábitos. Reflexiona también sobre estos puntos.
Te dejo los enlaces a dos vídeos interesantes sobre este tema. El primero sobre el concepto budista de “mente de mono” (https://www.youtube.com/watch?v=VQQ-Y_dmLFU), y el segundo a una meditación guiada basada en los conceptos de Eckhart Tolle (https://www.youtube.com/watch?v=LY0kV7Pn-Zw).
Te deseo lo mejor. Tú puedes.
Thank you for sharing this insightful article! I found the information really useful and thought-provoking. Your writing style is engaging, and it made the topic much easier to understand. Looking forward to reading more of your posts!
Muy,Bueno y muy Cierto todo eso que escribieron Sobre esos Temas muy Real