La glicación ocurre cuando el exceso de azúcar en la sangre se une de manera descontrolada a proteínas. ¿Te suena el parámetro de una analítica de Hemoglobina Glicosilada? Este valor mide el grado de azúcar adherido a la hemoglobina, la proteína presente en los glóbulos rojos. Los médicos lo solicitan para conocer los niveles promedio de glucosa que el paciente ha tenido durante semanas o meses, a diferencia de la glucosa en ayunas que solo refleja el estado del día de la analítica.
Si el azúcar en sangre se mantiene elevado, con el tiempo, muchas otras proteínas (como la albúmina o el colágeno) se van glicando, lo que altera su estructura y función. Así es como se forman los AGEs (Advanced Glycation End-products; Productos Finales de Glicación Avanzada), generando rigidez de los tejidos, inflamación y estrés oxidativo.
El proceso de la glicación contribuye al envejecimiento celular, al daño vascular y a complicaciones crónicas, como las que se observan en la diabetes: retinopatía, nefropatía y neuropatía. Además, el exceso de azúcar no solo afecta a las proteínas, sino también a los lípidos, como por ejemplo los presentes en las membranas celulares de las arterias, lo que da lugar a inflamación y rigidez arterial (arterosclerosis).
El exceso de glucosa también puede reaccionar con los grupos amino presentes en las bases nitrogenadas del ADN y del ARN. Esto puede causar mutaciones o interferir en la replicación, reparación y transcripción del ADN en muchos tejidos, de diferentes órganos y sistemas corporales. Este daño genético está directamente relacionado con los procesos de envejecimiento y el desarrollo de muchas otras enfermedades.
¿Crees que el azúcar puede influir sobre tus ejes hormonales? ¿Crees que pueda generar problemas endocrinos o metabólicos? La PNI (Psiconeuroinmunología) puede servir de ayuda, e incluso solución.
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