El sistema nervioso se divide funcional y anatómicamente en dos partes: el central (SNC), compuesto por el encéfalo y la médula espinal, y el periférico (SNP), formado por nervios que conectan con el encéfalo (pares craneales) o con la médula espinal (nervios espinales).
El SNC es una estructura altamente compleja. Su función principal es recibir, procesar y transmitir información para que nos adaptemos al entorno. Para protegerse de sustancias tóxicas, factores inflamatorios y patógenos, el cuerpo humano ha desarrollado una barrera defensiva especial: la Barrera Hematoencefálica (BHE). Es tan selectiva que la industria farmacéutica enfrenta grandes dificultades para elaborar fármacos que puedan atravesarla.
Barreras y células de apoyo en el cerebro
La BHE está compuesta por células endoteliales de los vasos sanguíneos que recubren todo el SNC, salvo en los llamados órganos circunventriculares, que permiten la interacción con hormonas. A la BHE se le une una red de células de la glía (neuroglía), que proporcionan estabilidad, protección y nutrición a las neuronas. Otra estructura clave es el plexo coroideo, responsable de producir parte del líquido cefalorraquídeo (LCR), que protege el SNC de traumatismos y ayuda a eliminar residuos.
La inflamación silenciosa
Desde hace años, se sabe que una BHE dañada y permeable está relacionada con casi todas las enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson y el alzhéimer. En estos casos, las células de la glía se mantienen activas y continúan generando factores inflamatorios que dañan progresivamente el tejido nervioso. La neurociencia actual considera la neuroinflamación un factor clave en enfermedades crónicas como la esclerosis múltiple, el párkinson, el alzhéimer y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Otros factores que influyen en la funcionalidad de la BHE son la salud de la barrera intestinal, el estado de la microbiota y, de manera crucial, el estrés crónico. Este último puede alterar la permeabilidad de la BHE, permitiendo el contacto directo de factores inflamatorios sistémicos con el tejido neuronal.
Un enfoque integral desde la PNI
Todos estos aspectos se abordan de manera integral a través de cambios en el estilo de vida: alimentación, suplementación, ejercicio físico adecuado y gestión del estrés. Desde la Psiconeuroinmunología (PNI), estudiamos y aplicamos estos conocimientos para restaurar el equilibrio de tu sistema nervioso y tu bienestar general.
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