Al final de cada filamento de ADN se encuentran los telómeros (del griego, “parte final”). Son secuencias repetidas de ADN, pero sin capacidad de codificar información genética, y cuya función principal es la de proteger y dar estabilidad al cromosoma. Algo parecido a las puntas de los cordones de los zapatos.

Al nacer, los telómeros son largos, y con el paso del tiempo se van acortando, generando así envejecimiento celular. De hecho, puede decirse que envejecemos porque los telómeros se acortan.

Muchas han sido las investigaciones que se han centrado en encontrar el efecto deseado de “mantener a raya el desgaste de estas estructuras”. Algo así como dar con el elixir de la eterna juventud. Sin embargo, la evidencia científica reciente sugiere que el acortamiento de los telómeros protege frente al cáncer (https://elifesciences.org/articles/61235), y que su velocidad de acortamiento es un buen predictor de longevidad (https://www.pnas.org/content/116/30/15122)

Algunos factores que acortan en exceso los telómeros y dan lugar a envejecimiento son:
– Tabaco
– Alcohol
– Obesidad
– Distress
– Contaminación ambiental
– Azúcar (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25322305/)

Algunos factores que muestran una correlación positiva con el acortamiento saludable de los telómeros y el proceso de envejecimiento son:
– Ácidos grasos omega 3
– Ayuno, espaciar comidas (https://www.cell.com/cell-metabolism/fulltext/S1550-4131(17)30612-5)
-Frutas y verduras (http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112017000500028)
– Meditación (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19735238/)
– Ejercicio físico (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24752326/),( https://goo.gl/WEjLGr).

Imagen: Pixabay.com

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